domingo, 28 de junio de 2009


Una joven pareja cristiana se mudó a otra ciudad, lejos de la familia y los amigos. Llegó la mudanza, la pareja desempacó sus pertenencias y el marido empezó a trabajar a la semana siguiente. Todos los días al llegar a su casa, su esposa lo recibía en la puerta con una nueva queja.

- “Aquí hace mucho calor”.

- “Los vecinos no son amigables”.

- “La casa es muy chica”.

- “Los niños me están volviendo loca”.

Y cada tarde, su esposo la abrazaba mientras escuchaba sus comentarios negativos. Lo siento, le decía, “¿qué puedo hacer para ayudarte?”

Su esposa se calmaba y se secaba las lágrimas, pero empezaba con lo mismo al día siguiente.

Una tarde, su marido llegó a su casa con una hermosa planta con flores. Encontró un sitio apropiado en el jardín y la plantó. “Querida, le dijo, cada vez que te sientas triste, sal al jardín. Imagina que eres esa plantita, y mira como crece en tu jardín”.

Cada semana traía a casa un árbol nuevo, o rosales, o plantas y las plantaba en el jardín. Su esposa cortó algunas flores y se las llevó a una vecina. Cada mañana regaba el jardín y observaba el crecimiento de las plantas.

También creció la amistad con otras mujeres de la cuadra y le pidieron consejo con sus jardines. Muy pronto, también le estaban pidiendo consejo espiritual.

Al finalizar el año siguiente, el jardín de esta pareja se parecía a los jardines que aparecen en la revista Buen Hogar.

Nuestro Padre Celestial sabe que todos tenemos que aprender a florecer en el lugar en el cual hemos sido trasplantados. Con su sabio toque de amor, no sólo vamos a florecer sino que vamos a producir continuamente el fruto del amor, la ternura y el contentamiento.
Marca la diferencia.

2Co 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

domingo, 14 de junio de 2009

domingo, 7 de junio de 2009

Pasa El Ladrillo


¿Has observado alguna vez a obreros de la construcción trabajando en un edificio a distintos niveles de andamios, pasando los ladrillos del nivel inferior al andamio de arriba y de allí al siguiente? El trabajo avanza mientras cada ladrillo al llegar a un nivel es descargado y luego pasado al nivel siguiente.

¿Qué ocurriría si uno de los obreros del nivel intermedio no entregara sus ladrillos y al mismo tiempo le fuera alcanzada otra fila? ¿Qué si el hombre del nivel superior se negara a recibir su carga de ladrillos? El pobre hombre del nivel medio sería aplastado por la carga de ladrillos.

Eso es precisamente lo que nos ocurre en la esfera invisible. Cuando el primer problema nos alcanza fracasamos en no mandarlo “hacia arriba”, y pronto nos sentimos presionados y oprimidos. Luego viene un segundo problema y un tercer problema y paulatinamente nos debilitamos hasta que finalmente quedamos aplastados bajo la carga.

El remedio es tan sencillo. Tan pronto como una ansiedad nos amenace debemos pasarla de inmediato “hacia arriba”.

1 Pedro 5:7
echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Mateo 11:28
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

viernes, 5 de junio de 2009

La cera y el papel


Un maestro en la metáfora cuenta que un día la cera se quejaba:

-¡Esto es increíble! -dijo la cera mientras la llama la hacía caer derretida sobre el papel que había dejado.

-No te preocupes - le dijo el papel-, estoy seguro que todo te va a salir bien.

-¡Jamás había sufrido tanto como ahora! - exclamó la cera mientras seguía goteando.

-Esto no ocurre por casualidad, hay un buen designio tras todo, y ya verás que va a tener un buen fin -replicó el papel.

La cera no pudo responder de inmediato, pero cuando miró hacia arriba tenía una hermosa impresión en el rostro: el sello que se le había aplicado.

-¡Ah, ahora entiendo! -dijo la cera-. Me derritieron para que pudiera recibir esta hermosa y duradera impresión.

Sus sufrimientos ya habían terminado.

No es bueno gemir ni quejarse,
es tan fácil regocijarse.
Cuando Dios la lluvia envía
pienso, ¡esta lluvia es mía!

Dios usa la aflicción en la misma forma que usa la lluvia para el pasto verde.

Debemos ir a la gloria por el camino de la doliente cruz. En ninguna parte se nos ha prometido que volaríamos al cielo en un colchón de plumas, por lo que no debemos desalentarnos cuando el camino se nos presenta áspero, tal como lo transitaron nuestros padres antes que nosotros. -C.H. Spurgeon.

Antes pensaba que los dones de Dios estaban en estanterías puestas sobre la otra, y que mientras más creciéramos en el carácter cristiano, más fácil nos resultaría alcanzarlos. Pero he descubierto que los dones de Dios están en repisas colocadas una debajo de la otra, y que no es cuestión de crecer para alcanzarlas, sino de ir cada vez más abajo. Tenemos que descender siempre para obtener sus preciosos dones. -F.B. Meyer.

Salmo 119:67
Antes que fuera humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra.