sábado, 16 de junio de 2012
Perdonar
Cómo perdonar cuando alguien le ha hecho daño
Andar íntimamente con el Señor Jesús quiere decir que debemos hacerle frente al hecho de perdonar a otros, lo cual no siempre resulta fácil. No podemos evadir, ni negar el hecho que las relaciones personales a menudo resultan en un riesgo que implica ofensas y la necesidad de perdonar continuamente. Sea que la culpa de la ofensa sea de otro, o que sea nuestra responsabilidad, Efesios 4:31-32 resume hermosamente cómo podemos tener una conciencia limpia y ser libres para amar y servir a Dios de todo corazón:
“Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad. En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo”. (RVC).
En diferentes momentos de nuestra vida nos veremos abocados a la tarea difícil de perdonar. La siguiente tabla y pasos nos ayudan a encaminarnos a una decisión de obediencia y amor santo.
Cultive un corazón de Perdón
1. Profundice su comprensión del perdón de Dios mediante el estudio de la Biblia y la meditación. Dios ha sido impresionante y absurdamente generoso con nosotros. Permita que la gracia estimule humildad y gratitud. Lea Romanos 5:8.
2. Aprenda a reconocer las señales de un corazón perdonador: descartando la necesidad de castigo o venganza, mirando al ofensor con bondad y compasión, y escogiendo extenderse en amor.
3. Aprenda a responder bien cuando los sentimientos heridos vuelven a aflorar. Apóyese en la ayuda del Pastor de Pastores, para que cambie su corazón. Vuélvase (arrepiéntase), afine su oído a la voz del Pastor (dependa) y ande en sus caminos (obedezca).
Camine en los Pasos al perdón
1- Comprenda que perdonar es correr riesgos. Incluso un ofensor arrepentido con toda probabilidad nos fallará de nuevo, tal vez en lo mismo.
2- Apóyese en Dios. Clame: _“Señor: vengo a ti para que me concedas gracia y fuerza para amar a esta persona que me ha hecho daño y procure lo mejor para ella.”
3- Cancele efectivamente la deuda. Mediante la oración, dígale a Dios que usted abandona el derecho de cobrárselas en cualquier nivel y abandone su amargura o resentimiento, deje esto completamente en las manos de Dios.
4- Evalúe si debería o no decirle al ofensor lo que usted ha hecho delante de Dios.
5- Si es apropiado, verbalmente ofrézcale perdón. Si se arrepiente, la relación personal puede volver a su curso. Si no, la relación personal no se puede restaurar; pero cuando se ofrece el perdón, se puede pagar el mal con un bien (Romanos 12:21).
Comunique el Perdón
Si usted quiere corregir las cosas con alguien a quien usted le ha hecho daño, pero esa persona no está a su alcance, permita que el perdón de Dios baste. Confíe en que Dios intervendrá por usted para aliviar cualquier dolor de corazón que usted ha causado. Tal vez ayude confesar su pecado a un amigo de confianza.
Si la persona está a su alcance pero rehúsa perdonarle, pregúntese: ¿Indica esa negativa que en realidad no me he arrepentido genuínamente? Examínese según las normas que se hallan en 2 Corintios 7:8-11. Si el arrepentimiento es genuino, entonces el perdón de Dios es suficiente. Dese cuenta, también que el perdón puede ser un proceso. Tal vez la otra persona necesita tiempo para estar dispuesta a perdonar.
Autor: Charles Swindoll
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