jueves, 13 de noviembre de 2008

LA NARANJA Y EL ATEO


Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio, y después de haber finalizado su discurso, invitó a cualquiera que tuviese preguntas a que subiera a la plataforma.Después de unos momentos un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su afición a las bebidas embriagantes, pero que había sido salvo recientemente, aceptó la invitación, y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente.

El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; pero el hombre continuó imperturbable pelando la naranja, al término de lo cual, se la comió. Cuando terminó de comérsela se volvió al conferencista y le preguntó:—¿Estaba dulce o agria?

—No me pregunte tonterías— respondió el orador con señales evidentes de enojo—. ¿Cómo puedo saber el gusto si no la he probado?
El borracho convertido respondió entonces:

—Y ¿Cómo puede usted saber algo de Cristo si nunca lo ha probado?

Salmo 53:1 Dice el necio en su corazón: No hay Dios.Se han corrompido, e hicieron abominable maldad;No hay quien haga bien.

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